Cuando lleguemos al punto final del COVID-19 que todos esperamos estaremos en el punto inicial del retorno a la actividad en las empresas. ¿Por dónde debemos comenzar?
Tal vez lo más sensato sea aplicar el sentido común, y lo primero que habrá que hacer será pensar qué tengo que hacer: Elaborar una lista de las actividades más importantes y las más urgentes. Muy posiblemente, no se podrá empezar con un “decíamos ayer”.
En el entorno de la PYME, y dependiendo de cómo haya afectado la cuarentena a la empresa, lo más importante en el corto plazo será velar por la liquidez y el acceso a la financiación si es necesario. Será recomendable hacer una prueba de estrés de la empresa que determine cuanto tiempo y en qué condiciones puede aguantar la empresa en una situación de incertidumbre durante unos meses. En base a ello habrá que ir al grano respecto a cuáles son las necesidades concretas de liquidez, los gastos fijos y qué escenarios (con sus correspondientes planes de acción) se barajan ante la posibilidad de que la pyme reduzca sus ingresos.
En cuanto a otros aspectos relacionados con el área de la cadena de suministro y la gestión financiera de la empresa tendremos que evaluar el perfil crediticio y comercial de los proveedores, de manera que podamos trabajar en entornos flexibles que nos den margen de maniobra en el corto plazo.
Por otro lado, ahondando en actividades concretas que serán prioritarias a revisar una vez que comience de nuevo la actividad de la empresa, son nuestros sistemas de información ERP los que pueden “guiarnos” también a tomar las primeras decisiones, especialmente las relacionadas con las áreas económicas, de producción y comercialización (informes de cuentas por pagar y cobrar, informes de Tesorería, calendario fiscal, etc.). Por ejemplo, desde el punto de vista comercial, antes de servir pedidos atrasados, habrá que comprobar cómo están nuestros clientes, cómo está la cartera de pedidos, operar en función de los pedidos pendientes y comprar en función también de los pedidos pendientes de servir. Porque comprar, fabricar o servir sin hacer comprobaciones previas incrementará la deuda a corto y medio plazo.
De forma colateral y dentro de la gestión operativa de la empresa, habrá que tener en cuenta que el teletrabajo muy probablemente será extensible por un periodo más amplio del estipulado por los organismos oficiales una vez haya pasado el pico de la pandemia. La vuelta al trabajo presencial será paulatina, y tanto al inicio de la relajación de las medidas de confinamiento como en los meses siguientes, es imprescindible que aquellas empresas que pueden apostar por el teletrabajo tengan los sistemas de información adecuados para tal fin.
Para ello contar con sistemas de gestión cloud del negocio facilitará que la operativa de la empresa siga activa no importa donde se ubiquen los empleados. Hablamos no solo de herramientas de comunicación entre empleados que es lo que muchas empresas tienen, sino de sistemas de gestión ERP que permitan gestionar todos o gran parte de los procesos de la empresa con una simple conexión a internet.
Ya desde un plano más global, será importante también tener en cuenta que una vez que se retomen las actividades del negocio (y dependiendo de cómo haya afectado la cuarentena a la empresa), será momento de repensar la estrategia de la empresa. Todo ello con el fin de reconducir (o no) la situación en el corto o medio plazo, pero sin dejar de lado la visión optimista de que tarde o temprano todo puede volver a su cauce y de que toda crisis abre la puerta a nuevas oportunidades.
De todas formas, todo está aún por verse, y a medida que pasen los días o semanas, tendremos más visibilidad del impacto que esta pandemia tendrá sobre nuestra economía y nuestras empresas. Conviene por tanto no anticiparse en demasía y tomar medidas al hilo de los acontecimientos, porque un exceso de precaución puede también retrasar la capacidad de relanzamiento del negocio una vez se suavice la actual situación.
El equipo de GOSMART3R Foto: de Tim Mossholder on Unsplash