En los últimos tiempos se ha vuelto cada vez más crítico el tema de que lo único constante es el cambio, y los empresarios se sienten impotentes es ese entorno de transformación constante, por lo que, cuando deciden patrocinar una inversión en el mejoramiento de sus procesos, pues éstos ya no soportan adecuadamente a su negocio, se preguntan:
Esa disyuntiva que aparentemente pretende encontrar aquel “mundo perfecto”, estaría centrada en un mejoramiento continuo de los procesos, pues lo único constante es el cambio, lo que impulsaría su necesidad de nuevo software, e implicaría permanentes inversiones. Por lo que se hace impensable o al menos difícil de mantener para una gran cantidad de empresas.
Aparentemente esta disyuntiva plantea dos escenarios:
Nuestra experiencia apunta a que la realidad está en el primero, es decir, ir por el riesgo calculado y concomitantemente ajustar los procesos de negocio con la ayuda del propio software ERP implementado.
Hoy en día la selección del software ERP, debería tener en cuenta de manera sine qua non, que éste sea un ERP posmoderno.
Este tipo de ERP, además de la capacidad de acceder a todos los datos, desde cualquier lugar y de cualquier dispositivo, de la facilidad de monitorear los flujos de trabajo para eliminar la administración por silos, de la ayuda en la automatización de muchas actividades sin necesidad de la intervención humana, y de la permanente medición y aseguramiento de los resultados planeados a través de indicadores de gestión y tableros de mando, deben permitir también:
Con estos requisitos cumplidos del ERP posmoderno escogido, los empresarios dejaran de preguntarse, ¿Qué es primero el huevo o la gallina?
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Foto: adquirida en Depositophotos